
Es una pregunta repetida en el mundillo del modelismo y un argumento habitual para criticar – constructiva o destructivamente – las maquetas que los modelistas exponemos en foros, tertulias y concursos.
Alguien escribía incluso, que se trata de un tópico de este mundillo; un error común que - como otros – cometemos de forma recurrente los pintores de maquetas.

Incluso algún valiente salta a la “cancha” y corrige: “desde el abandono de la pólvora negra, las bocas de los cañones no se ennegrecen”. Y en mi opinión tiene razón… en parte.
La pregunta es “¿resulta correcto pintar ennegrecida la boca de un cañón?”, y la respuesta correcta creo que es “depende”.
Me explicaré.
Como todos sabemos, un disparo de cañón está compuesto por un proyectil y un propelente. Del proyectil nos olvidaremos, será harina de otro costal. Centrémonos en el propelente.
Con el paso del tiempo, desde la edad media, la eficiencia de los propelentes ha mejorado mucho. Se ha pasado de la pólvora negra (la del azufre, el salitre y el carbón

Si ese propelente no se consume totalmente en el instante del disparo dentro del tubo del cañón, por la boca del mismo saldrán - detrás del proyectil- restos inquemados junto con gases muy combustibles que no han inflamado, además de los gases que son producto de la combustión del propelente que si se ha quemado.
Cuando se usaba pólvora negra, esa cantidad de restos de polvora, envolventes, grasas y gases inquemados era muy grande y se ponía de manifiesto con la gran cantidad de humo que producía cada disparo. Ese humo se depositaba en forma de carbonilla y ennegrecía las armas; y cuando se disparaba mucho, también se producía gran cantidad de humo, más carbonilla, y las armas se ensuciaban rápidamente.
O eso cuentan, porque yo no soy tan viejo para haberlo visto.


Con el paso del tiempo, los propelentes pasaron a ser “sin humo”, aunque deberían llamarse “con poco humo”.
Su principal característica era que no producen sólidos inquemados, generan mayor temperatura, mayor presión y solo gases, (vapor de agua, monóxidos y dióxidos de carbono, de nitrógeno y otras marranadas; entre las cuales existen gases combustibles que se inflaman a la salida de la boca instantáneamente, provocando el flash característico).

No generan tanta carbonilla, pero calientan más el tubo y la boca del mismo, dado que el flash se produce en una zona muy cercana a la misma.

En la actualidad, en el interior del ánima de un cañón se producen temperaturas de pico que pueden oscilar entre los 1200 y los 3500 ºC, dependiendo de la carga de propelente y el tipo de munición que se dispara.
La combustión de todos los sólidos propelentes debe producirse en el interior del cañón, absorbiendo éste todo el calor generado en la misma.

Ese calor bestial, se traduce en fatiga mecánica del metal, erosión mecánica y erosión química que tiene como consecuencia una disminución drástica de la vida útil del cañón.
Por ejemplo, el archi-conocido cañón M68 de 105 mm, operando con munición de 1600 m/s de velocidad de salida de boca, no tenía más de 100 disparos de vida útil eficaz media (entendiendo como tal, la capacidad de acertar “donde” el artillero quiere, utilizando los dispositivos de puntería de los que dispone), encontrando en ese viaje:
- Perdida de puntería
- Perdida de alcance
- Funcionamiento deficiente de las espoletas
- Esfuerzos torsores excesivos en los cañones de ánima rayada
- Fatigas del metal
- Explosiones prematuras del propelente
- Sobre presiones en la recámara y….
- Excesivo flash en la boca
Es decir, cuanto más se dispara, más llamarada hay en la boca, y por lo tanto, más se calienta la misma, … y así sigue el círculo vicioso. Y eso el M68, tecnología punta occidental. Imaginad el DT ruso coetáneo...


La temperatura en el cañón y en la boca es tal, que las pinturas convencionales primero se queman, y luego los restos se vaporizan; las pinturas de base cromo electrodepositadas se sueltan, se queman y sus restos se vaporizan; todas las trazas de hierro de las aleaciones que componen el tubo, se oxidan instantáneamente y otros metales reaccionan con otras sustancias, generándose una amalgama de efectos, consecuencias… y colores. Por no hablar del ambiente que rodea al carro, el polvo, etc…

Claro está, es difícil que uno de nosotros le haga una foto a la boca de un cañón de un M60 o de un Leopard, después de haber disparado 60 o 70 disparos en rápida sucesión


Y digo yo...


Por tanto, mi conclusión para la pregunta:
¿Es correcto pintar de color negro las bocas de los cañones?
La respuesta sería:
Yo creo que si, si el cañón disparó mucho.

En Panzernet tenemos a muchos amigos carristas, artilleros, y modelistas, que seguro que nos podrán ilustrar más y mejor, o por lo menos abrir el debate.
Saludos, Feliz Navidad y Felices Fiestas!
P.D.
- Disculpad el ladrillo, pero estas cosas me molan...

- Quien quiera saber más al respecto:
Understanding and Predicting Gun Barrel Erosion - Ian A. Johnston - Weapons Systems Division - Defence Science and Technology Organisation – Gobierno de Australia – Departamento de Defensa. Difusión libre. PDF Internet
Comentario